Antes de que Gutenberg
inventara la imprenta de tipo móviles, copiar un libro era un
autentico parto, los libros eran copiados por monjes que pasaban sus
vidas entre la oración y el copiado sistemático de libros.
Claro que este proceso era
lentísimo y tedioso y poco eficiente, copiar una biblia podía tomar
varios años.
Algo bastante curioso es
que no había reglas sobre lo que se podía o no dibujar o escribir
en el margen de los códices manuscritos.
Eran comunes los
comentarios marginales, pero no sobre lo que se trataba el libro, si
no sobre lo que ocurría en la vida del copista del comentarios del
estilo de:
“OH mi mano...”
“San Patricio sálvame
de tener que escribir”
“Ahora que ya escribí
todo, por el amor de dios denme un trago”
“La escritura es
excesivamente tediosa. Se te dobla la espalda, se oscurece la vista,
se retuercen el estómago y los lados.”
Dentro de estas libertades
que se le daban a los copistas estaban las ilustraciones que
decoraban los libros, que a veces tenían que ver con lo escrito,
Pero la gran mayoría no, acá los monjes se iban redondamente por el
rumbo de los tomates!
Uno de los motivos más
recurrentes y más raros que se pueden en los códices es el de
caballeros andantes luchando contra caracoles!
Mira el video de arriba para saber más sobre estos dibujos que fueron muy
pero muy comunes en los siglos XIII y XIV.
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